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Cartas Cadena

17 julio, 2008

Esta vez andaba de urgon entre mis correos antiguos; francamente no soy afecto a reenviar correos y es afortunado el que recibe un correo de reenviado de mi parte, nada personal ni contra nadie es solo que las cadenas de "te amo" "mi mejor amigo" "contesta el test de 5,000,000 de preguntas sobre mi" y esas cosas no me llaman. A mis amigos de verdad desearia tener la voluntad de contestar este tipo de cadenas pues realmente quiero que sepan que me importan y les guardo un gran cariño, pero, ¿Acaso esta condicionado que les tenga un profundo cariño a que deba enviarles todas esas cartas cadena para que lo sepan? espero que la respuesta sea un 'no necesariamente'.

No mentire, quizas les pongo poca atención, la última carta cadena que respondí fue la de Soni y eso porque no tenia nada que hacer y bueno, supongo que ese dia me agarro de buenas para cooperar.

La cosa es que, basicamente odio las cartas cadena por su esclavizante demanda a contestarlas constantemente con la condicionante de chantaje que dice que, si no lo haces te conviertes en un mal amigo, odias a quien te lo envio y demas. El mostrar afecto no me parece algo malo, al contrario, pero creo que hay otro tipo de maneras de hacerlo -aunque se que quizas esta sea la forma mas rapida para demostrarlo para la gente "versatil" de hoy-.

Con respecto a eso creo que es la cruda moral que produce no enviarlos, vuelvo a lo mismo, el chantaje afectivo (mmm me hizo recordar mi secundaria esa expresion... larga historia quizas la cuente despues) no te permite quedarse en paz sabiendo que alguien se tomo la molestia de enviarte algo que espera de regreso. En un inicio lo hice, pero constantemente me llegaron y terminé por cansarme de ello -quizás los años me hicieron mas flojo- ojala quienes no les eh enviado de regreso su carta cadena comprendan que no los quiero menos sino que a veces se convierten en algo que deja de ser divertido o de contener la esencia de lo que uno quiere expresarle al amigo o ser querido en general.

Quizas esa sea la razon por la que tengo minimo 120 mensajes en mis bandejas de entrada de hotmail -cada una, no en conjunto; calculo asciende a los 150 mail con ambas cuentas probablemente mas- sin contar con las cadenas que guardo en mis carpetas porque considero son como para guardarse.

A veces me pregunto ¿Tendra algo mejor que hacer el que origino la carta cadena? la respuesta aun no me llega, quizas deba buscarla mejor :P

Aunque he de confesar, basicamente no me gusta reenviarlas pero quizas en mi subconsciente recibirlas si (si complejidad humana solo quiero recibir sin dar nada... lo que creo llamamos egoismo) es probable que sea porque me sigue emocionando ver mails en mi bandeja de entrada con el titulo nuevo y el color amarillo pollo que le pone hotmail, pero no se, al final creo que termino con un debate interno sobre si realmente odio o no esas cosas molestas pero agradables. ¿Que opinas?

mientras, como sigo en mi filosofia de que no me gusta andar mandando cosas, comparto esta carta cadena que me llego para participar contra el racismo y es que, realmente cuando se degrada a la gente a modo de herirlo emocionalmente ya no me gusta, quizas de una broma racista me rio y echo bromas tambien pero de ahi a herir emocionalmente a una persona no me late ni tantito.. en fin, aqui comparto una breve historia de racismo y bueno, el final es chido; so, enjoy!

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EN UN AVIÓN

- ¿Cuál es el problema, Sra.? - Pregunta la azafata.

- ¿Es que no lo ve? - Responde la dama - Me colocaron junto a un negro.

No soporto estar al lado de uno de estos seres repugnantes.

¡Denme otro asiento!

- Por favor, cálmese… - dice la azafata - Casi todos los asientos estan ocupados.

Voy a ver si hay un lugar disponible.

-La azafata se aleja y vuelve de nuevo algunos minutos más tarde:
- Sra., como yo pensaba, no hay ya ningún lugar libre en la clase económica.

Hablé con el comandante y me confirmó que no hay más sitios disponibles en la clase económica.

No obstante, tenemos aún un lugar en primera clase.

-Antes de que la dama pueda hacer el menor comentario, la azafata sigue:

- Es del todo inusual permitir a una persona de la clase económica sentarse en primera clase.

Pero, vistas las circunstancias, el comandante encuentra que sería escandaloso obligar a alguien a sentarse junto a una persona tan repugnante.

Y dirigiéndose al negro, la azafata le dice:
- Si el Sr. Lo desea, tome su equipaje de mano, ya que un asiento en primera clase le espera.

Y todos los pasajeros alrededor, que, sorprendidos, asistían a la escena se levantaron y aplaudieron...
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Capitan Dagger fuera.

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